Study. Profecía de la Abominación Desoladora y de La Venida de Cristo. Parte I. By Fabian Massa.
En esta primera parte, tocaremos la profecía de la destrucción del Templo y su cumplimiento.
Jesús había estado
enseñando el atrio del Templo de Jerusalén. Cuando salieron, sus discípulos le
mostraban admirados los hermosos edificios del complejo, reconstruido por
Herodes el Grande[1] entre el 19 a.C. y el 27
d.C. (Las obras se extendieron durante 46 años, Juan 2.19).
2 Pero él les dijo:
—¿Ven todo esto? Les aseguro que no quedará piedra
sobre piedra, pues todo será derribado.
3 Más tarde estaba Jesús sentado en el monte de los
Olivos, cuando llegaron los discípulos y le preguntaron en privado:
—¿Cuándo sucederá eso, y cuál será la señal de tu
venida y del fin del mundo? Mateo 24.2-3 NVI
Son dos preguntas en una,
I.
¿Cuándo será la destrucción del Templo?
II.
¿Cuál
será la señal del Fin del Mundo y de tu venida?
I. La Destrucción del Templo y la Abominación Desoladora en el 70 d.C.
Jesús dice:
15 »Así que cuando vean en el lugar
santo “el horrible sacrilegio”,[a] de que habló el profeta Daniel (el
que lee, que lo entienda), 16 los que estén en Judea huyan a las
montañas. Mateo 24.16 NVI.
En Daniel 9.20 a 27
el profeta recibe la visión de las 70 Semanas[2]. En dicha profecía se anuncian
que el Mesías sería muerto en Jerusalén alrededor del año 32/33 d.C. y que
después de eso la ciudad y el Templo serían destruidos. Jesús le puso un tiempo
a la 2° parte de la profecía pues les anunció a sus discípulos que la
destrucción del Templo sucedería antes de que pase esa generación, es decir
antes de que transcurran 40 años (Mateo 24.34), lo cual efectivamente ocurrió:
el relato de Mateo 24 es el último año de vida de Jesús, aprox. 32 o 33 d.C. y
la destrucción del Templo en el 70 d.C. a manos del Gral. Tito, quien sofocó a
sangre y fuego la Gran Revuelta Judía del 66 – 70 d.C.
II.
¿Cuál
será la señal del Fin del Mundo y de tu venida?
Sobre cuando
sucedería todo lo anunciado, Jesús les da una pista en 24.15:”Por tanto, cuando veáis en el lugar santo
la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel (el que lee,
entienda)"
Jesús se está
refiriendo a la profecía de Daniel 9:27, “Y
por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará
cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las
abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que
está determinado se derrame sobre el desolador”
La profecía se cumplió por
primera vez el 15 del mes de Quisleu, (que podría ser Noviembre o Diciembre)
del 167 a.C. cuando Antíoco Epifanes erigió un altar a Júpiter sobre el altar
de las ofrendas quemadas en el templo judío en Jerusalén. También sacrificó una
puerca sobre el altar en el Templo en Jerusalén. Este evento es conocido como
“la abominación desoladora.”1° de Macabeos 1.54, Biblia de Jerusalén. Antíoco
Epifanes, en su regreso a Siria, atacó a Jerusalén, matando a 80.000 hombres, tomando 40.000 prisioneros y vendiendo a 40.000 como esclavos (2 Macabeos
5:5–14).Guiado por Menelao, el sumo sacerdote, entró al santuario con
blasfemias, quitó los vasos de plata y oro. (2 Macabeos 5:11–27):
11. Cuando llegaron al rey noticias
de lo sucedido, sacó la conclusión de que Judea se separaba; por eso regresó de
Egipto, rabioso como una fiera, tomó la ciudad por las armas,
12. y ordenó a los soldados que
hirieran sin compasión a los que encontraran y que mataran a los que subiesen a
los terrados de las casas.
13. Perecieron jóvenes y ancianos;
fueron asesinados muchachos, mujeres y niños, y degollaron a doncellas y niños
de pecho.
14. En sólo tres días perecieron
80.000 personas, 40.000 en la refriega y otros, en número no menor que el de
las víctimas, fueron vendidos como esclavos.
15. Antíoco, no contento con esto, se
atrevió a penetrar en el Templo más santo de toda la tierra, llevando como guía
a Menelao, el traidor a las leyes y a la patria.
16. Con sus manos impuras tomó los
vasos sagrados y arrebató con sus manos profanas las ofrendas presentadas por
otros reyes para acrecentamiento de la gloria y honra del Lugar.
17. Antíoco estaba engreído en su
pensamiento, sin considerar que el Soberano estaba irritado por poco tiempo a
causa de los pecados de los habitantes de la ciudad y por eso desviaba su
mirada del Lugar.
18. Pero de no haberse dejado
arrastrar ellos por los muchos pecados, el mismo Antíoco, como Heliodoro, el
enviado por el rey Seleuco para inspeccionar el Tesoro, al ser azotado nada más
llegar, habría renunciado a su osadía.
19. Pero el Señor no ha elegido a la
nación por el Lugar, sino el Lugar por la nación.
20. Por esto, también el mismo Lugar,
después de haber participado de las desgracias acaecidas a la nación, ha tenido
luego parte en sus beneficios; y el que había sido abandonado en tiempo de la
cólera del Todopoderoso, de nuevo en tiempo de la reconciliación del gran
Soberano, ha sido restaurado con toda su gloria.
21. Así pues, Antíoco, llevándose del
Templo 1.800 talentos, se fue pronto a Antioquía, creyendo en su orgullo que
haría la tierra navegable y el mar viable, por la arrogancia de su corazón.
22. Dejó también prefectos para hacer
daño a la raza: en Jerusalén a Filipo, de raza frigia, que tenía costumbres más
bárbaras que el le había nombrado;
23. En el monte Garizim, a Andrónico,
y además de éstos, a Menelao, que superaba a los demás en maldad contra sus
conciudadanos. El rey, que albergaba hacia los judíos sentimientos de odio,
24. Envió al Misarca Apolonio con un
ejército de 22.000 hombres, y la orden de degollar a todos los que estaban en
el vigor de la edad, y de vender a las mujeres y a los más jóvenes.
25. Llegado éste a Jerusalén y
fingiendo venir en son de paz esperó hasta el día santo del sábado.
Aprovechando el descanso de los judíos, mandó a sus tropas que se equiparan con
las armas,
26. y a todos los que salían a ver
aquel espectáculo, los hizo matar e, invadiendo la ciudad con los soldados
armados, hizo caer una considerable multitud.
27. Pero Judas, llamado también
Macabeo, formó un grupo de unos diez y se retiró al desierto. Llevaba con sus
compañeros, en las montañas, vida de fieras salvajes, sin comer más alimento
que hierbas, para no contaminarse de impureza. Biblia de Jerusalén.
Resumiendo, Antíoco entró en
Jerusalén con una gran matanza y profanó el Templo. Jesús cita a Daniel y la
frase “El que lea a Daniel, que entienda” es para decirles a sus discípulos que
el cumplimiento de la ultima parte de la profecía de Daniel 9.27 sería de
manera similar: El General extranjero que entraría a la Ciudad Santa, lo haría
con gran carnicería y ultrajaría el Templo, causando una tribulación mayor que
la anterior. Efectivamente, Tito destruyó la ciudad y el Templo y la cantidad
de muertos entre los judíos superaron el millón.
La Semana 70 esta por comenzar, estamos listos?
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