Reflexión. Para entrar al Cielo. By Fabian Massa.
Sobre Apocalipsis 22.10 – 15 NVI.
El Ángel le dijo a Juan:
El Ángel le dijo a Juan:
10 …«No guardes en secreto las palabras del mensaje profético de
este libro, porque el tiempo de su cumplimiento está cerca. 11 Deja que el malo siga haciendo el mal y que el vil siga
envileciéndose; deja que el justo siga practicando la justicia y que el santo
siga santificándose.»
Y El
Señor dijo:
12 «¡Miren que vengo pronto! Traigo conmigo mi recompensa, y le
pagaré a cada uno según lo que haya hecho. 13 Yo soy el Alfa y la Omega, el Primero y el Último, el Principio y
el Fin.
14 »Dichosos los que lavan sus ropas para tener derecho al árbol de
la vida y para poder entrar por las puertas de la ciudad. 15 Pero afuera se quedarán los perros, los que practican las artes
mágicas, los que cometen inmoralidades sexuales, los asesinos, los idólatras y
todos los que aman y practican la mentira.
16 »Yo, Jesús, he enviado a mi ángel para darles a ustedes testimonio
de estas cosas que conciernen a las iglesias. Yo soy la raíz y la descendencia
de David, la brillante estrella de la mañana.»
Deja que el justo siga practicando la justicia
y que el santo siga santificándose, esto habla de una actitud frente a la
vida, de un “estilo de vida” basado en lo que La Palabra dice.
Yo, Jesús, he enviado a mi ángel para darles
a ustedes testimonio de estas cosas que conciernen a las iglesias. La
Biblia es para la Iglesia, la exhortación a caminar en santidad es para
nosotros no para el Mundo.
»Dichosos los que lavan sus ropas para tener
derecho al árbol de la vida y para poder entrar por las puertas de la ciudad. Para los que venimos de una raíz Católica, la “Santidad” es un “estado
espiritual” que se alcanza al final de un largo camino de esfuerzos humanos:
Ayunos, rosarios, peregrinaciones, limosnas, actos de caridad, velas, rosarios,
rosarios y más rosarios. Desde este punto de vista la santidad es un estado
casi imposible que tienen solo los difuntos inmortalizados en imágenes o estatuas
de yeso.
Pero la Santidad desde el punto de vista bíblico,
es un estado al que llegamos por la gracia de Dios, por aceptar la muerte de
Jesús en lugar nuestro, a eso se refiere Pablo cuando dice:
… mas ya habéis sido lavados (limpiados del pecado por la Sangre derramada
por Cristo, quien murió en nuestro lugar), ya
habéis sido santificados (Al ser limpiados somos apartados para Dios), ya
habéis sido justificados (Es decir, aún siendo nosotros pecadores, hemos sido
declarados “Justos” en virtud de que Cristo ya pagó por nuestros pecados y ya
no tenemos condenación) en el nombre del
Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios. 1 Co. 6.11 RV 60
Ahora bien, una vez limpios, debemos mantenernos así, y esto
se consigue solamente cuando procuramos constantemente poner La Palabra por
obra. Vemos entonces que la “Santidad” no es el “Estado final” sino el
principio del Camino del cristiano.
Dichosos los que lavan sus ropas para tener
derecho al árbol de la vida y para poder entrar por las puertas de la ciudad. Para tener derecho a ingresar al Cielo, necesitamos mantener
limpias nuestras “ropas” es decir, nuestra vida.
Pero afuera se quedarán los perros, los que practican las artes
mágicas, los que cometen inmoralidades sexuales, los asesinos, los idólatras y
todos los que aman y practican la mentira.
La Semana 70 está por comenzar. Al Cielo solo entrarán los que perseveren en el cumplimiento de La Palabra. No sea que quedemos fuera.
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